Fundación Sentidos: ¿Qué hacer cuando los hijos pelean?

La maternidad, al ser un mundo desconocido para quienes se enfrentan a ella por primera vez, viene llena de preguntas e incertidumbres.

“Tengo dos niños, de 3 y 5 años. Habitualmente juegan juntos, pero la mayor parte del tiempo también pelean. Por lo general son discusiones, pero hay veces que  llegan a los golpes. Sé que es normal que los hermanos peleen, pero no sé hasta qué punto y me gustaría saber cuándo debería intervenir y cuándo debería dejarlos.

Bernardita, 37 años. Profesora de educación física.

LA RESPUESTA

La relación entre hermanos es por lo general el primer vínculo que los niños generan con un otro que no es adulto, y por ende es determinante en los procesos de sociabilización que van a vivir una vez que entren al jardín infantil o al colegio. Por eso, según dice la psicóloga clínica y educacional, Evelyn Hadad, “los padres siempre tienen que estar pendientes de la relación entre los niños y trabajar la convivencia estableciendo normas y límites claros tales como: en esta casa podemos discutir porque el intercambio de ideas nos hace mejores personas, pero jamás podemos permitir los golpes, las descalificaciones ni malas palabras”.

Para la especialista, el creer que los niños son capaces de resolver sus problemas solos, es un error. “Hay que pensar que a veces ni siquiera los adultos podemos solucionar nuestras dificultades solos, menos podemos pedirles a niños de 3 o 5 años que lo hagan”. Entre los hermanos es normal que existan celos, envidias y que compitan por diferentes razones, desde un juguete hasta la atención de los padres. En estos casos, dice la psicóloga, debemos enseñarles a negociar. “Lo primero es propiciar un ambiente tranquilo, en el que cada uno va a tener un espacio para hablar.  Los padres no debemos tomar partido por ninguno de los dos,  sino que mediar para que ambos logren esperar su turno en silencio y ayudarlos a que expresen sus emociones con preguntas como: ¿qué sientes cuando tu hermano te pega o te descalifica?”. Esto los ayuda a empatizar con el otro y de a poco comienzan a entender que sus actos tienen consecuencias y que es mejor conversar antes que pelear porque uno de los dos puede salir dañado.

Ahora, si las peleas son reiterativas y se tornan inmanejables para los padres, se recomienda consultar a un especialista,  ya que hay que descubrir qué hay detrás de esas conductas. “Muchas veces pasa que el hermano mayor no ha logrado superar los celos por el nacimiento del hermano menor; o incluso los padres sin querer fomentamos esa rivalidad cargando la mano al mayor porque el más chico es más pequeño y frágil o porque no es capaz aun de expresar lo que siente”, dice la psicóloga y psicoanalista Lilian Hitelman.  También es preocupante, dice, cuando se adoptan roles rígidos. Es decir, siempre es uno el que somete al otro, ya que esto no es solo dañino para el sometido, sino que para el que somete, porque después puede sentir culpa y, lo que es peor, repetir esta conducta en otras relaciones.

Algunas ideas

  • Darles tiempo a solas: “En las familias se tiende a cometer el error de hacer todo en bloque. Está bien hacer actividades grupales, pero también es importante individualizar a los hijos en sus gustos y edades. Por eso de vez en cuando es importante hacer panoramas por separado: la mamá con uno de los niños o el papá con otro”, dice Evelyn Hadad.
  • Compensar: A temprana edad los niños no son capaces de diferenciar las edades. Uno de 5 años ve a su hermano de 3 como un par, por ende cuando le dices constantemente cosas como ‘entrégale el juguete porque es más chico’, lo único que generas es rabia por el otro. La psicóloga explica que “en esos casos lo correcto es enseñarle la diferencia de edad, pero potenciando los privilegios que cada uno tiene según su tamaño. Por ejemplo: ‘vamos a dejarle el juguete tu hermano porque es más pequeño y aun no es capaz de entender todo, pero como tú eres más grande y razonas mejor, puedes acompañarme al cine a ver una película juntos”.
  • Usar elementos que apoyen la enseñanza: Cuando, por ejemplo, los hermanos quieren el mismo juguete podemos enseñarles a negociar para que lo use un rato cada uno. “Si les decimos 15 minutos, no lo van a entender. En esos casos se puede usar un reloj de arena, para que ellos mismos puedan revisar cuándo les toca. Si en vez de quitarles el juguete o castigarlos les enseñamos a negociar, es probable que después de un tiempo solos usen el reloj de arena para compartir. Si eso ocurre, es clave darles un mensaje positivo para que sientan que lo lograron”, explica la experta.

Fuente: Revista Paula