La felicidad está en el hondo del ser de los padres, pero  para que nuestros hijos sean felices debemos serlo nosotros primero. No cabe duda que si los adultos son felices, los hijos también lo serán. Hoy muchos padres que participan de las actividades o talleres que fomentan las habilidades parentales en Fundación Sentidos, trabajan en su crecimiento personal, con el fin de avanzar y mostrar una mejor cara a sus hijos.

En la medida en que los padres sean capaces de reflejar que se quieren, estarán enseñando también a sus hijos que tienen que ser capaces de hacer lo mismo, porque la mejor manera de vivir es queriéndose y, queriéndonos, estamos fundamentando el principio de la felicidad.

A veces los hijos no pueden estar contentos y tranquilos, hay situaciones que les preocupan y no les corresponde resolver, porque pertenecen a sus padres; entonces les cuesta integrarse con otros niños, tener buenas notas en la escuela, estudiar, vivir la vida de un niño o una niña de su edad, según lo expuesto por la Abogada y Psicóloga argentina, Cristina Llaguno.

Si los padres, buscan su propio equilibrio y son felices, toda la familia lo será, con estos hábitos podrán mantener una familia basada en el amor, confianza y mucha diversión.