Hace unos cincuenta años, se pasaba de niño a adultos sin ningún tipo de transición. Hoy los adolescentes cada vez cuentan con más opciones y herramientas. Y muchos de ellos deciden trabajar para poder contar con ropa de marcas reconocidas o también en ocasiones solo prefieren exigir a sus padres. Ante este escenario muchos dicen «la juventud ha cambiado».
Las marcas han cobrado gran importancia y están al alcance de cualquier miembro de la sociedad. Sin embargo, es entre los adolescentes donde alcanzan mayor relevancia como resultado de sus contribuciones indudables en este momento de transición personal. Por lo tanto, la clave para triunfar en el mercado de adolescentes consiste en que las empresas deben, “en primer lugar, comprender las claves de su negocio y del manejo de su marca y, en segundo lugar, esforzarse en que sus mensajes sintonicen adecuadamente con la audiencia objetivo” (Paddock, 2005, p.25).
Hoy los Millennials son mucho más críticos, exigentes y volátiles que generaciones anteriores. El 86% de estos jóvenes declara que dejaría de hacer negocios con una empresa debido a una mala experiencia como cliente. De ahí radica la importancia de esta nueva tendencia hacia la personalización de productos, ahora más que nunca, las compañías y los consumidores están interrelacionados.
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