Hoy más que nunca, tanto padres como madres trabajan, tienen largas jornadas laborales y muchos niños y jóvenes se ven enfrentados al día a día sin la supervisión de un adulto. Es aquí donde aparecen «los amistades conflictivas», las conocidas «malas juntas», que muchas veces llevan por caminos difíciles y generando consecuencias marcadoras. En este contexto Fundación Sentidos, también hace un trabajo de contención y compañía para muchos menores que necesitan de guías.

Según el Psicólogo de la Universidad Católica Rodolfo Núñez en entrevista con EMOL, en esta edad los niños están estructurando su identidad, el juicio de sus pares se trasforma en algo fundamental dentro de su desarrollo como personas. «En el fondo, nuestros hijos terminan de ser criados por sus amigos», afirma el especialista.

Los especialistas aseguran que existen tres factores claves para que los padres puedan percibir que sus hijos están juntándose con amistades que pueden inducirlos a caer en conductas de riesgo.

-El primero está relacionado con el rendimiento escolar: Cuando un niño que siempre se caracterizó por ser buen alumno, de repente decae en sus notas sin mayor explicación.

-El segundo factor es un cambio brusco en su grupo de amistades. Si un muchacho que sólo se juntaba con los compañeros de curso o con los amigos que tenía desde chico, cambia radicalmente de grupo y prefiere esconder a sus nuevas compañías pasando mucho tiempo fuera de su casa, en lugares como los malls, las plazas o las esquinas, es necesario poner atención, porque esos sitios pueden ser un espacio peligroso.

-Por último, el aislamiento también es un actitud para tener en cuenta.