¿Cómo la pobreza afecta el cerebro infantil?

“El aprendizaje es el comienzo de la riqueza”, dijo alguna vez el empresario y orador motivacional estadounidense Jim Rohn, seguramente más interesado en la riqueza que en el aprendizaje. Pero, ¿qué ocurre si el proceso en realidad funciona al revés? ¿Si la riqueza es la que moldea de una u otra manera el aprendizaje desde los primeros años de vida? Responder esa interrogante es la misión de Kimberly Noble, neurocientífica de la Universidad de Columbia que se ha convertido en una de las pioneras en el estudio de la relación entre el estatus socioeconómico de las familias y el desarrollo cerebral de los niños.

Hasta ahora sus resultados son potentes: vivir en condiciones de pobreza se asocia con diferencias claras en la anatomía de diversas zonas del cerebro de los menores.

Durante las últimas décadas, los colegas y predecesores de la experta estadounidense han observado varias correlaciones entre desigualdad y desarrollo cognitivo infantil. Por ejemplo, escribe la investigadora en un ensayo publicado hace dos años en la revista Scientific American, los infantes que provienen de los segmentos más pobres tienden a rendir menos que sus pares en tests de coeficiente intelectual o de lectura.

También son menos propensos a graduarse en la escuela, ir a la universidad u obtener un título profesional. Aunque el desarrollo cerebral es uno de varios elementos que contribuyen a esta compleja dinámica, hasta hace unos años nadie se había preocupado de analizar el impacto real de la desigualdad en la morfología cerebral de los niños y menos de mapear las alteraciones que genera.

Fuente: www.latercera.com