Ayer en una acción inédita el Papa Francisco en su visita al Palacio de la Moneda, pidió disculpas por los abusos realizados de parte de religiosos a niños y jóvenes en nuestro país. Y considerando esta compleja temática los padres tenemos la obligación de enseñar a nuestros niños y jóvenes el valor de su cuerpo y como deben cuidarlo.

A medida de su comprensión y edad hay que enseñar que nadie, puede tocarlos o acariciarlos de forma que no les guste. Puede que eso haga que rechace abrazos de alguien que es inofensivo, pero eso reforzará su confianza en que tienen derecho a decir que no.

También, hay que enseñarles que no deben irse con extraños, sea porque les piden ayuda para buscar un carro en el supermercado o les ofrezcan un juguete o una golosina.

La norma de no estar solos y no irse con desconocidos es fundamental y debe quedar grabada en los niños y jóvenes, aunque en el caso de estos últimos esta tarea sea más difícil.

Se les debe explicar qué en el caso de sentirse en peligro, deben gritar y huir si alguien quiere llevárselos y tirarse al suelo pataleando y chillando si los agarran. Pero, cuando se trata de personas conocidas de su entorno el asunto es más delicado, pues pueden tratar de engañarlos o asustarlos para que sean dóciles o callen lo sucedido.

Por eso, siempre debemos reiterarles que confiamos en ellos y que deben contarnos cualquier cosa mala que les suceda, pues creeremos en ellos y los defenderemos, incluso si la persona que los ha dañado es muy cercana a nosotros y los obliga a callar por medio de amenazas.

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