
Traumas infantiles que afectan en la adultez
Un niño desatendido emocionalmente por sus padres o cuidadores, donde sus necesidades afectivas no son tenidas en cuenta, que tiene que vivir en una casa con una madre enferma o depresiva, que no puede hacerse cargo del pequeño, con un padre ausente o maltratador, o con padres que simplemente trabajan en exceso y no están presentes para regular sus necesidades, sentirá de alguna manera que el mundo no es seguro. El niño tenderá a evitar las relaciones sociales por no sentirlas seguras ni satisfactorias o por el contrario, buscará el afecto a toda costa.
Estos niños, si no reparan el trauma, serán adultos que evitarán las relaciones afectivas mostrándose fríos y faltos de sentimientos y empatía o por el contrario, fuertemente dependientes de una pareja, un hijo, una madre o cualquier figura que pueda darles ese vínculo que no tuvieron de pequeños.
Estos factores que influyen, como se podrá imaginar, en las relaciones íntimas adultas. Explican en cierta medida esa necesidad de afecto o miedo a la soledad que podemos sentir en nosotros mismos cuando experimentamos una ruptura de pareja, o el comportamiento frío y distante de esas personas que parecen que no consiguen amar o que cuando lo hacen, no están presentes en la relación. Explican (también en parte) el no poder dejar a una pareja que nos hace daño o el sentir que un hijo no debe irse de nuestro lado.
Fuente: www.psicologiamadrid.es